Un animal joven se adapta mucho más fácilmente a la convivencia con otras especies que los adultos y los que peor lo llevarán son los ancianos, acostumbrados a ser los reyes de la casa durante años… Los cachorros son más juguetones que cazadores, no tardarán en establecer sus propias jerarquías, sus propias interacciones, sus propios roles. Aunque es importante que siempre dispongan de sus específicos lugares para comer y para dormir para que puedan refugiarse en momentos de agobio.
Para lograr una buena convivencia entre especies tenemos que ser conscientes de las diferencias y respetarlas: los perros pueden ser fáciles de educar, los gatos un poquito menos. Los felinos son más independientes del amo y suelen entretenerse sin causar mayores problemas. Son más higiénicos, no necesitan salir a la calle a hacer sus necesidades. No son glotones como los perros, prefieren comer a bocados…
Si comparten el mismo territorio y les facilitamos las cosas con contactos tempranos terminarán haciéndose amigos. Lo mismo ocurrirá si la mascota no es un gato, sino un conejo, un roedor o un pájaro; si nuestro perro es joven la adaptación también será mucho más fácil. Si es un perro de raza con temperamento tranquilo, que no ha sido seleccionado para cazar, la convivencia se dará de forma mucho más natural.
La presentación es un momento muy importante en la futura relación que se va a establecer entre ellos, es mejor que nuestro perro en ese momento esté cansado por haber realizado ejercicio, recién alimentado y tranquilo. Si cuando le presentamos a la nueva mascota da muestras de tranquilidad hay que felicítarlo, demostrarle que te enorgullece su reacción pacífica. Cuando más edad tenga el perro más paciencia hay que tener, pero la fórmula es la misma. Y por supuesto, nunca estimular su instinto de caza y persecución, sino más bien reprimir cualquier intento de caza y captura a todo lo que se mueve, más aún si la forma de moverse es errática o vacilante como ocurre con los niños.
Fuente | Redacción/Facilisimo.com
Para lograr una buena convivencia entre especies tenemos que ser conscientes de las diferencias y respetarlas: los perros pueden ser fáciles de educar, los gatos un poquito menos. Los felinos son más independientes del amo y suelen entretenerse sin causar mayores problemas. Son más higiénicos, no necesitan salir a la calle a hacer sus necesidades. No son glotones como los perros, prefieren comer a bocados…
Si comparten el mismo territorio y les facilitamos las cosas con contactos tempranos terminarán haciéndose amigos. Lo mismo ocurrirá si la mascota no es un gato, sino un conejo, un roedor o un pájaro; si nuestro perro es joven la adaptación también será mucho más fácil. Si es un perro de raza con temperamento tranquilo, que no ha sido seleccionado para cazar, la convivencia se dará de forma mucho más natural.
La presentación es un momento muy importante en la futura relación que se va a establecer entre ellos, es mejor que nuestro perro en ese momento esté cansado por haber realizado ejercicio, recién alimentado y tranquilo. Si cuando le presentamos a la nueva mascota da muestras de tranquilidad hay que felicítarlo, demostrarle que te enorgullece su reacción pacífica. Cuando más edad tenga el perro más paciencia hay que tener, pero la fórmula es la misma. Y por supuesto, nunca estimular su instinto de caza y persecución, sino más bien reprimir cualquier intento de caza y captura a todo lo que se mueve, más aún si la forma de moverse es errática o vacilante como ocurre con los niños.
Fuente | Redacción/Facilisimo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario